Antes de llegar al poder, Zapatero ya había decidido dar a su política un violento golpe de timón hacia los nacionalismos periféricos. Podemos visualizar la posición de los distintos partidos como si fueran planetas en el espacio. Ahora el planeta Zeta se había desplazado vigorosamente, y había comenzado a orbitar en torno al nacionalismo. Para no alarmar a sus fieles, Zeta había dejado un señuelo: un cascarón vacío orbitando junto al PP alrededor del Pacto por las Libertades. El señuelo no podía durar mucho, y pronto la inalterada posición real del PP comenzó a resultar terriblemente molesta para el PSOE. En primer lugar, porque representaba un punto de referencia que mostraba claramente la evolución realizada por Zapatero. En segundo, porque el movimiento real de Zapatero hacia el nacionalismo suponía el abandono de un enorme espacio político que podía quedar a disposición del único partido realmente no nacionalista. El PP suponía, por tanto, un enorme peligro, y, por eso, la tarea esencial del aparato de propaganda socialista consistió desde el primer momento en criminalizarlo y marginarlo. En esto encontró una poderosa ayuda en el sectarismo de sus votantes, ya que la nueva situación de su partido y la postura mantenida por el PP les generaban unas fricciones y frustraciones fácilmente canalizables en odio.
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Ahora me parece ver un tímido intento, por parte de Rajoy, para intentar un desplazamiento similar al realizado por Zapatero en su día. Y, de modo similar, podría intentar dejar un cascarón vació señalando una posición que realmente ya no tiene intención de ocupar. Coincidiendo con esta interpretación, la prensa afín a Zapateo ha dejado de maltratar a Rajoy, que ha decidido volver al redil. Desde luego, la nueva orbita alrededor del nacionalismo del PP giraría más alejada de los Principios Nacionalistas que la del PSOE y mucho más que la del PNV. Pero sería una órbita nacionalista. Por ejemplo, podemos aventurar que, a partir de ese momento, las denuncias sobre a marginación de los castellano- parlantes serían consideradas de mal gusto. De hecho, ya habían desaparecido en el debate de investidura.
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De confirmarse este movimiento, el único cuerpo celeste que no estará girando alrededor del nacionalismo será Rosa Díez. El foco de la propaganda está ya centrado en ella, y el cinturón sanitario preparado.
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