Hoy Juliana ha mostrado su malestar por el doblaje al castellano de los que hablan catalán, ya que, en su opinión, esto contribuye a que los españoles perciban esta lengua como algo ajeno. Tarde o temprano tenía que llegar esta fase. Después de marginar y perseguir la lengua común en Cataluña, es necesario que la lengua autóctona comience a extenderse por toda España. Pero en todo caso ¿a qué venía ese comentario en el momento en que Onega exponía el resumen de asuntos a tratar? Pues tenía que ver con uno de esos asuntos, el de los pitidos al rey y al himno español en Baracaldo. Juliana ha dado a entender que es normal que los inquietos aficionados azulgranas sientan un cierto despego por los símbolos nacionales, ya que perciben que su idioma no es tratado con cariño en el resto de España. Con la desaparición del doblaje, probablemente desaparecerá la hostilidad hacia el rey.
Dejando aparte esta innovadora aproximación al asunto, hay que tener en cuenta un problema práctico: se dobla a los que hablan catalán para poder entender lo que dicen. Esto ha sido enérgicamente descartado por Juliana, que ha afirmado que el catalán, como lengua romance, se entiende perfectamente por los castellano-parlantes. “no quiero decir de que (sic) algunas expresiones no se entiendan”*, ha dicho, pero en general se comprende todo. Lo sorprendente es que los otros tertulianos, Herrera incluido, han reaccionado con gran comprensión al asunto. Pilar Cernuda ha dicho que ella, en los debates de TV3 a los que acude, rechaza orgullosamente el pinganillo, reconociendo a continuación que a veces no entiende ni castaña y tiene que quedarse callada como una ostra. Muy normal. Luego Herrera, tras excusarse diciendo que su programa se hace casi al 50% en catalán, ha incidido en el tema de la comprensión de las lenguas romances, afirmando que el castellano tiende a entender mejor el italiano y el portugués. Efectivamente, el italiano es un idioma sencillo de entender para el español, lo que quiere decir que, sin haberlo estudiado, se está en disposición de entender un 15% de lo que se habla. En cuanto al portugués, todo el que haya ido a Portugal sabe que los portugueses entienden perfectamente al español, pero el español no los entiende en absoluto.
En resumen, debe quedar claro que no es el victimismo y la pedagogía nacionalista del odio lo que ha creado las hordas abucheantes, sino la falta de delicadeza del español ante el catalán. Hay que reconocer, no obstante, que Juliana hace bien en plantear este disparate. Los apañoles pueden acabar aceptando la obligatoriedad de la enseñanza del catalán, o la ley catalana del cine, en todo el territorio.
* Es tentadora la posibilidad de doblar a Juliana cuando habla castellano.
Dejando aparte esta innovadora aproximación al asunto, hay que tener en cuenta un problema práctico: se dobla a los que hablan catalán para poder entender lo que dicen. Esto ha sido enérgicamente descartado por Juliana, que ha afirmado que el catalán, como lengua romance, se entiende perfectamente por los castellano-parlantes. “no quiero decir de que (sic) algunas expresiones no se entiendan”*, ha dicho, pero en general se comprende todo. Lo sorprendente es que los otros tertulianos, Herrera incluido, han reaccionado con gran comprensión al asunto. Pilar Cernuda ha dicho que ella, en los debates de TV3 a los que acude, rechaza orgullosamente el pinganillo, reconociendo a continuación que a veces no entiende ni castaña y tiene que quedarse callada como una ostra. Muy normal. Luego Herrera, tras excusarse diciendo que su programa se hace casi al 50% en catalán, ha incidido en el tema de la comprensión de las lenguas romances, afirmando que el castellano tiende a entender mejor el italiano y el portugués. Efectivamente, el italiano es un idioma sencillo de entender para el español, lo que quiere decir que, sin haberlo estudiado, se está en disposición de entender un 15% de lo que se habla. En cuanto al portugués, todo el que haya ido a Portugal sabe que los portugueses entienden perfectamente al español, pero el español no los entiende en absoluto.
En resumen, debe quedar claro que no es el victimismo y la pedagogía nacionalista del odio lo que ha creado las hordas abucheantes, sino la falta de delicadeza del español ante el catalán. Hay que reconocer, no obstante, que Juliana hace bien en plantear este disparate. Los apañoles pueden acabar aceptando la obligatoriedad de la enseñanza del catalán, o la ley catalana del cine, en todo el territorio.
* Es tentadora la posibilidad de doblar a Juliana cuando habla castellano.
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