Federico Mayor Zaragoza pergeña trabajosamente en El País un artículo titulado ‘De súbditos a ciudadanos’ en el que parece identificar a los ‘súbditos’ con los ciudadanos (de occidente) y a los ‘ciudadanos’ con la masa. De hecho,se exalta tanto como para citar a Ortega e invocar una ‘rebelión de las masas', como si el filósofo hubiera formulado una aspiración en lugar de una descripción alarmada (lo que parece indicar que no ha leído el libro).
No es el único error que comete. A continuación se pone a defender grandilocuentemente la educación como medio para mejorar la calidad de la democracia, a lo que no habría nada que objetar si no fuera porque identifica ‘educación’ con educación para la ciudadanía y ‘democracia’ con democracia asamblearia. En realidad el artículo afronta temas diversos, pero al estilo de Michael Moore, es decir, a modo de un collage en el que las palabras no pretenden estructurarse en forma de argumentos, sino construir imágenes que, a semejanza de los mejores carteles de propaganda, despierten asociaciones inmediatas en la mente del lector (quizás gracias al trabajo previo de la educación por la ciudadanía)
De todas maneras, el artículo tiene momentos francamente entretenidos, como cuando, después de haber condenado la visión sectaria de la vida, se pone a desgranar el rosario progresista del yin y el yang: los plutócratas que han provocado la crisis (creo que Mayor Zaragoza y Cayo Lara son los únicos que continúan empleando la palabra ‘plutócratas’), la especulación, las multinacionales, los explotadores, por un lado, y las energías renovables, La Madre Tierra (con mayúsculas) e incluso el amor, por el otro. Y por supuesto la ONU, el organismo destinado a crear un Nuevo Orden Mundial (aquí las mayúsculas son mías) Al hablar de la ONU Mayor Zaragoza pierde toda restricción, y se atreve a reivindicar su papel en la “acción rápida y coordinada para reducir el impacto de las grandes catástrofes naturales” e incluso en “la rápida interposición de los Cascos Azules”, llegando, con total desenfado, a mencionar a Ruanda: Es raro que no haya mencionado también Bosnia.
No se lo pierdan.
No es el único error que comete. A continuación se pone a defender grandilocuentemente la educación como medio para mejorar la calidad de la democracia, a lo que no habría nada que objetar si no fuera porque identifica ‘educación’ con educación para la ciudadanía y ‘democracia’ con democracia asamblearia. En realidad el artículo afronta temas diversos, pero al estilo de Michael Moore, es decir, a modo de un collage en el que las palabras no pretenden estructurarse en forma de argumentos, sino construir imágenes que, a semejanza de los mejores carteles de propaganda, despierten asociaciones inmediatas en la mente del lector (quizás gracias al trabajo previo de la educación por la ciudadanía)
De todas maneras, el artículo tiene momentos francamente entretenidos, como cuando, después de haber condenado la visión sectaria de la vida, se pone a desgranar el rosario progresista del yin y el yang: los plutócratas que han provocado la crisis (creo que Mayor Zaragoza y Cayo Lara son los únicos que continúan empleando la palabra ‘plutócratas’), la especulación, las multinacionales, los explotadores, por un lado, y las energías renovables, La Madre Tierra (con mayúsculas) e incluso el amor, por el otro. Y por supuesto la ONU, el organismo destinado a crear un Nuevo Orden Mundial (aquí las mayúsculas son mías) Al hablar de la ONU Mayor Zaragoza pierde toda restricción, y se atreve a reivindicar su papel en la “acción rápida y coordinada para reducir el impacto de las grandes catástrofes naturales” e incluso en “la rápida interposición de los Cascos Azules”, llegando, con total desenfado, a mencionar a Ruanda: Es raro que no haya mencionado también Bosnia.
No se lo pierdan.
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