Sánchez-Cuenca entiende que existe un serio problema con la justicia española, y realiza una aproximación al asunto en tres fases 1) hay jueces que se enfrentan a “los poderes políticos representativos”; 2) lo hacen, no porque sean imparciales, sino porque tienen un “sesgo ideológico”; y 3) el sesgo ideológico preocupante es el conservador. Obviamente para Sánchez Cuenca el verdadero problema es el último, y por eso centra su artículo en desvelar la verdadera naturaleza de algunos jueces concretos instalados en posiciones claves del sistema judicial español (el muestrario va desde los “inquietantes” hasta los “filofranquistas”). Sánchez-Cuenca lo resume así:”en España se está produciendo un peligroso deslizamiento del Estado de derecho al Estado de derecha”.
Debe observarse que Sánchez-Cuenca no ve serios inconvenientes en la intromisión del legislativo en el ejecutivo. Para él quien critica esto parte de ”una visión idealizada del estado de derecho” y”pasa por alto el verdadero problema de fondo, que no es sino el fuerte sesgo ideológico de los jueces. En España, nuestro sistema judicial está dominado por posiciones conservadoras.” Así pues el problema está en que, habiendo un gobierno de izquierda, no haya un sistema judicial de izquierda, y por eso los intentos de colocar jueces afines por parte de los diferentes partidos no deben ser tratados de igual manera: mientras el PP se obstina en aferrarse a sus privilegios, el PSOE intenta virtuosamente adaptar el sistema judicial al progreso.
Hay, pues, jueces malos (los de derecha) y jueces buenos (los progresistas). Ahora hay gobierno bueno y jueces malos, y esto provoca una distorsión intolerable. Todo el artículo de Sánchez–Cuenca exuda una filosofía yinyang de la que deriva un concepto de la democracia entendida como el camino natural e inexorable hacia el gobierno de la izquierda (cuando esto no ocurre, debe entenderse que realmente no hay democracia). Se trata de un camino en el que la derecha no es considerada un adversario político, sino un obstáculo maligno que hay que eliminar para alcanzar el nirvana. Todo muy democrático.
p.d. Por cierto, todo este artículo es el penoso esfuerzo que Sánchez-Cuenca realiza para defender a Garzón.
Debe observarse que Sánchez-Cuenca no ve serios inconvenientes en la intromisión del legislativo en el ejecutivo. Para él quien critica esto parte de ”una visión idealizada del estado de derecho” y”pasa por alto el verdadero problema de fondo, que no es sino el fuerte sesgo ideológico de los jueces. En España, nuestro sistema judicial está dominado por posiciones conservadoras.” Así pues el problema está en que, habiendo un gobierno de izquierda, no haya un sistema judicial de izquierda, y por eso los intentos de colocar jueces afines por parte de los diferentes partidos no deben ser tratados de igual manera: mientras el PP se obstina en aferrarse a sus privilegios, el PSOE intenta virtuosamente adaptar el sistema judicial al progreso.
Hay, pues, jueces malos (los de derecha) y jueces buenos (los progresistas). Ahora hay gobierno bueno y jueces malos, y esto provoca una distorsión intolerable. Todo el artículo de Sánchez–Cuenca exuda una filosofía yinyang de la que deriva un concepto de la democracia entendida como el camino natural e inexorable hacia el gobierno de la izquierda (cuando esto no ocurre, debe entenderse que realmente no hay democracia). Se trata de un camino en el que la derecha no es considerada un adversario político, sino un obstáculo maligno que hay que eliminar para alcanzar el nirvana. Todo muy democrático.
p.d. Por cierto, todo este artículo es el penoso esfuerzo que Sánchez-Cuenca realiza para defender a Garzón.
Comentarios
saludos
o.d. completamente de acuerdo con lo del libro de la teoría de juegos